En este mes del Comercio Justo, celebramos el Principio 7 «Buenas condiciones de trabajo» organizando una distribución de tarjetas de salud para las artesanas y los artesanos de Cojolya.

La mayoría de las veces, los artesanos de Cojolya no pueden abastecerse de medicamentos y servicios sanitarios debido a los costos elevados. Así, la atención sanitaria no es una prioridad para muchas familias y, en muchos casos, la búsqueda de tratamiento médico se deja para cuando es demasiado tarde. Además, las artesanas que trabajan en Cojolya tienen entre 18 y 75 años, y como llevan tejiendo desde jóvenes, son más propensas a sufrir artritis, problemas oculares y dolores musculares.

La atención sanitaria es un derecho humano, pero no es accesible en las zonas rurales de Guatemala, especialmente para las mujeres indígenas.